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diumenge 7 de gener de 2007
10 de diciembre de 1948
Fechas para pensar ...
¿Derechos humanos para todas y todos?
per  Antonio Arnau

El 10 de diciembre de 1948, la ONU proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, por la que se reconocen internacionalmente los derechos de hombres y mujeres. Tras la hecatombe humanitaria de la 2ª Guerra Mundial los países estaban obligados a comprometerse con la creación de un código moral, ético y sobre todo jurídico, que protegiera los derechos inalienables surgidos de la Revolución Francesa. Asumían que de la inviolabilidad de estos Derechos dependía terminar con los conflictos, que solo la Justicia puede garantizar la Paz.

Hoy algunos derechos civiles y políticos siguen siendo de difícil ejercicio; desde luego los derechos económicos, sociales y culturales, están muy lejos de la universalización que ampara la Declaración. Bonitas palabras, pero solo eso para la mayoría de la población mundial, y mucho más para los migrantes que, como no, también tienen su día auspiciado por la ONU cada18 de diciembre.

Ni siquiera en Europa es posible ejercerlos, en ese “espacio privilegiado para la esperanza humana” que declaraba su fracasado proyecto de constitución de 2004. Que la UE es un espacio lleno de privilegios es indudable; que es un lugar donde alcanzar una vida feliz, en justicia, libertad y seguridad, es discutible. Desde luego no para todos y todas, desde luego no para los inmigrantes. Más de seis mil han muerto intentando alcanzar en Canarias la oportunidad europea, sumemos las muertes del mediterráneo y las del durísimo trayecto hasta las costas del norte de África, sumenos a los que allí encuentran las vallas sofisticadamente impenetrables de nuestras externalizadas fronteras, contemos también a los que abarrotan los centros de internamiento, y obtendremos así tan solo la punta del iceberg de la sangría africana.

Los que si llegan encuentran restricción del asilo y devolución a las fronteras que tan penosamente cruzaron; pensemos que buscan una esperanza que donde nacieron no tienen por causas que eufemísticamente denominamos “estructurales”, una despiadada globalización que esquilma de África sus ricos recursos, pero que excluye a sus poblaciones. En la libre Europa hay 178 centros de internamiento para los culpables del delito de nacer en el país equivocado, en pueblos empobrecidos que sufren la corrupción y violencia de gobiernos con los que mantenemos provechosas relaciones comerciales.

Pensemos; las guerras de las que huyen son suyas ¿pero de donde vienen las armas?. Sabemos que los necesitamos, vienen los mejor preparados, los jóvenes y fuertes, un capital humano que desangra -aun más- sus países de origen, son deseados como mano de obra barata de nuestra competitividad neoliberal, que solo busca “regular los flujos” para mantenerlos sumisos y baratos, mientras les niega en origen el derecho humano al desarrollo.

Decimos, no es nuestra responsabilidad, Europa no puede acoger a todos los que huyen de hambre, guerra y represión; pero sabemos que estas plagas tienen raíces profundas en el viejo y nuevo colonialismo europeo. Pensemos por ejemplo, ¿es casual que las últimas muertes en el mar sean de saharauis?, ¿no tendrá acaso relación con la feroz represión marroquí?, que es ejercida por una monarquía corrupta a la que Francia y España tanto contribuyen a consolidar.

Pensemos, hoy es una buena fecha para ello, todas lo son.

Antonio Arnau



 
concepció&disseny;: miquel garcia "esranxer@yahoo.es"