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dimarts 26 de desembre de 2006
El general de plomo y la dama de hierro
«a veces gana el que pierde a una transnacional». Joaquín Sabina
per  Antonio Arnau

La serie negra y Chandler me enseñaron que, ante el crimen, hay que preguntarse ¿quién se beneficia?, la respuesta nos encaminara a los culpables; aunque es fácil que al final de ese camino nos encontremos con la paradoja de una justicia inalcanzable, será siempre un recorrido instructivo que, partiendo de la violencia y la muerte sistémica, profundizara en las contradicciones de un mundo progresivamente deshumanizado.

No se ha hecho Justicia, por mucho que Pinochet no ha muerto del todo impune. Resulta paradójico que fuese un juez español, Garzón, quién le pusiera en aprietos abriendo la veda sobre él, que fuera precisamente España quién pidiera la extradición con los argumentos de la extraterritorialidad y la imprescriptibilidad de los Crímenes contra la Humanidad, cuando injustamente es donde reina una flagrante impunidad para su propio régimen genocida, el franquismo. Paradojas y vigas propias aparte, lo cierto es que significo el principio de los problemas serios para Pinochet, y que obligo a el “amigo ingles” a ayudarle, aprovechando la falta de ganas de Aznar y de un asustado Ricardo Lagos -presidente en ciernes de Chile- de que "el General" fuese juzgado y pudieran saliz a la luz viejos amigos. Con ello y su "papel" de enfermo, consiguió retornar a la seguridad de Santiago de Chile... menos segura desde entonces, sobre todo, desde que por encima de delitos de lesa humanidad apareciera el rastro del dinero evadido.

Es la hipocresía de la era de la “bobalización”, como llama Galeano a ese pasito más sobre la mundialización capitalista que supone interiorizar, como un valor propio, lo que otros nos cuentan por su propio interés. De esa hipócrita denuncia del malvado general golpista que pisoteo los Derechos de las pobres gentes, hemos tenido una generosa dosis, con valientes denuncias y furibundas condenas de los demócratas, ... incluso del Sr. Acebes. Si, es cierto, Pinochet no se ha ido del todo limpio -aunque sin condena judicial- pero siguen impunes quienes sacaron provecho, instigaron y dieron soporte, a su dictadura de represión política y libertad económica. Los mismos que en 1988 pensaron que el general de plomo estaba amortizado y, era ya, juguete roto de un pasado molesto.

Se callan los complices e instigadores que convirtió a Chile en el primer experimento del nuevo liberalismo de la Escuela de Chicago, que Pinochet fue asesorado personalmente por su guru Friedman en el despido libre, en privatizar las empresas estatales, los fondos de pensiones y la sanidad. Esconden que fue el instrumento de Washington en su geoestrategia de patio trasero para Suramérica, y fueron sus multinacionales las que se aprovecharon de la liquidación del patrimonio del Estado y de su mano de obra arrodillada a golpes. Incluso hay quién se atreve a hablar de su “éxito” económico, incluso como "justificación" o contrapeso, obviando tramposamente que dejo un 35% de población pobre y un 45% menos de reservas estatales; no es gratuito, con ese “pero” pretenden camuflar su herencia neoliberal que pervive, como perviven los que se apropiaron del patrimonio del pueblo, accionistas y gestores ocultos tras los sonbreros de granadero del funeral del General de Plomo que, en el fondo, hizo lo mismo que su amiga la Dama de Hierro, desregular y privatizar. Es la política del gran capital financiero, solo que él "innombrable" tuvo que aplicar medios un poco más violentos.



Resposta a l'article
El general de plomo y la dama de hierro
11 de setembre de 2007
También en Kaos en la Red
Resposta almissatge:

El día 10 de este mes de diciembre de 2006 nos enteramos por los principales noticiarios del fallecimiento del dictador de Chile, Augusto Pinochet Ugarte. Comienzan la profusión de artículos sobre la maldad o bondad del general, para unos fue el malo de la película, que unido a otros policías y militares torturadores, también muy malos, se alzaron contra un presidente bueno. Para otros fue el gran lider libertador de Chile contra el totalitarismo marxista (palabras de su nieto, el capitán Pinochet) que venció al comunismo. Y finalmente, como pasa en todas las sociedades con miedo, para otros ha sido un alivio, porque ya no habrá que juzgar al general, y no habrá que enfrentarse al estamento militar, sin depurar, y por tanto muy peligroso, tan peligroso, como se ha visto en los funerales, atacando a los periodistas neutrales delante de los carabineros y sin que intervinieran éstos en defensa de la libertad de expresión. El fascismo, por más que Bachelet insista en que ya se ha pasado página, se encuentra latente, con su hijo menor el neoliberalismo, que ejerce el poder económicamente y no militarmente. Y si no que se lo pregunten a los mapuches encarcelados y acusados de terrorismo, por enfrentarse con piedras y palos contra porras, pistolas y fusiles a los carabineros chilenos, simplemente en su lucha contra Endesa, poderosa multinacional, cuyos representantes, herederos del fascismo, en este caso español, han arrasado con el territorio mapuche para conseguir sus intereses: una gran presa en el río Bío Bío. Territorio inconquistado por Pizarro y Valdivia, y sin embargo, apoyado por gobiernos chilenos, conseguido, al fin, por españoles herederos del “padre” de Pinochet, Francisco Franco Bahamonde. Los mismos perros y también los mismos collares, heredados esta vez.

Estos análisis hechos hasta ahora, adolecen de un simplismo tal, que hasta he llegado a escuchar en la radio española, “si no tenían problemas de conciencia, problemas de ética, por alegrarse de la muerte del dictador”. Reducir el análisis a un problema de tuyo-mío, o de nosotros-vosotros, es engañar al respetable. O al menos intentarlo. O ¿por qué no?, al menos no saber enfocarlo de otra forma más científica.

Porque desde un punto de vista de la economía política, es bien cierto que lo que ocurrió en Chile no se le debe imputar a la persona de Pinochet. Si lo hacemos así, tendríamos que preguntarnos, si en Argentina no estuvo Pinochet, ¿por qué hubo una dictadura militar y una represión atroz contra los derechos humanos, igual ( no en cantidad, sino en calidad) que la chilena?. ¿Y en Haití, que tampoco estuvo Pinochet?. ¿Y en Perú con Fujimori? ¿Era este Pinochet? Y podríamos pasar por todas las dictaduras del cono Sur y de centro América, para darnos cuenta que Pinochet sólo hubo en Chile, pero en otros lugares, en casi todos, hasta llegar a la Cuba de Batista, no faltó lugar en que no hubieran excesos contra los pueblos, los indígenas y los pobrecitos de la tierra. Guatemala, El Salvador, la Venezuela de Pérez Jimenez, la Nicaragua de Somoza, etc. etc.

Por lo tanto achacar a personas la maldad de esos regímenes es conseguir lo que quiere el gran emperador del Norte, “problemas de familias” que nada tienen que ver con su sistema, el imperialismo capitalista.

Sin embargo es necesario aclarar que lo que Pinochet realizó no fue otra cosa que enfrentarse a una lucha de clases. Con una característica muy clara, que le perjudicó más que a otros. Que las clases desfavorecidas que llegaron al poder, lo hicieron democráticamente, de forma pacífica, sin armas, con ideas, con el apoyo popular, con las leyes existentes. Fue una revolución, de eso no hay duda, pero sin justificación posible para acabar con ella, porque lo fue sin violencia. La violencia la había engendrado la oligarquía chilena durante siglos, poseedora de los medios de producción, asociándose para sus grandes negocios con el gigante del Norte; ¡fíjense ustedes (me paro para reflexionar) que siempre los “patriotas” de aquí y de allá cuando tienen que resolver sus problemas, se van a los hospitales de Huston, Texas, a sanarse, a los bancos de Suiza, Bahamas o Luxemburgo (paraísos fiscales) a guardar sus ahorros, y sólo recurren a los países más pobres, para poner bandera a sus yates, Panamá por ejemplo, auténticos espacios dónde escapar de los tributos de su Patria! ¡Qué patriotismo!; sigo la post reflexión: Pues bien, el pueblo de forma civilizada se organiza contra la expropiación de sus minerales, sus tierras, sus plusvalías robadas, y consigue llegar al poder apoyando a un hombre honesto, honrado, que se cree lo que dice y hace. Quieren hacerlo con el sello chileno: el voto y la legalidad.

Dice Salvador Allende a Regis Debray (1971): “La lección es que cada pueblo tiene su propia realidad y frente a esa realidad hay que actuar. No hay recetas. El caso nuestro, por ejemplo, abre perspectivas, abre caminos. Hemos llegado por los cauces electorales. Aparentemente se nos puede decir que somos reformistas, pero hemos tomado medidas que implican que queremos hacer la revolución, vale decir, transformar nuestra sociedad, vale decir, construir el socialismo”.

Allende no quiso saltarse la legalidad democrática. Paró todos los ataques de la oposición, que quitándo los votos, tenía la fuerza del ejército (fuerza latente, pero que como se vió, era fuerza real, no virtual), y no tuvo que recurrir a medidas de excepción y siempre conservó las libertades democráticas, evidentemente, hasta el golpe del 73.

Fue la misma oposición, que siempre acusa a las organizaciones sindicales de que sus huelgas son políticas (véase Lamela en Madrid), la que organizó dos golpes de Estado contra Allende. El primero económico, una huelga salvaje del transporte, negocio en manos de la poderosa patronal del transporte chileno, que impedía la distribución de alimentos, para empujar el descontento de los ciudadanos contra el propio poder suyo, el poder (sin poder real, como se vió, éste si era virtual) de la Unidad Popular. Y el segundo, militar, de su propio ejército, apoyado por Kissinger y la Cia. Y éste fue definitivo.

Y ¿por qué esta lucha de clases?. ¿No era Chile el país con mayor tradición democrática hasta ese momento del Cono Sur?. Si lo era, porque salvo un pequeño período de Frente Popular que coincidió con los Frentes Populares de España y Francia (1936-1939), en Chile siempre dominó la oligarquía, que era como una balsa de aceite. Es decir una pequeña capa arriba, mientras los litros y litros de agua miserable, quedan siempre abajo. Pero esta ley física, afortunadamente, no es política.

Y ésto, es decir, la derrota en las urnas, y sobre todo la manera pacífica, que dejaba sin argumentos al fascismo, que no podía combatir a la violencia porque no había violencia, no podía combatir la revolución, porque no se quemaban casas, ni iglesias, ni palacios, no se destruían simbolos, no se cambiaba la bandera, insignia sagrada de la Patria, etc. etc., desmotivaba sus argumentos, que debido a la falta de inteligencia de todos los fascismos, era y son bien poquitos. Se quedaban sólo frente al despojo de sus privilegios y sus intereses, adquiridos con el robo permanente durante siglos, explotando a las clases populares chilenas.

Tenemos que seguir explicando los logros de Allende y la Unidad Popular, para dejar sin argumentos a los golpistas que lo derrocaron. Con Allende la cultura surgió sin precedentes. Libros de autores chilenos progresistas, libros extranjeros, pero sobre todo los trabajos clásicos de Marx, Engels y Lenin tuvieron enorme éxito. En una sociedad santiagueña en que por su clasicismo y su religión, impedía con su poder el acceso a estos textos, pero también a los actos culturales, a los actos artísticos, a los que, aunque fueran de autores de izquierdas, sólo accedían los que podían pagar su entrada. Se cambia el escenario y la trama llega al pueblo, comienzan a proliferar grupos de cantantes (los más conocidos, Quilapayún, Intillimani) acompañados por cantautores como Victor Jara, los Parra, etc. También el ballet y el teatro amparados por el Estado.

Entre las medidas de carácter económico que más importancia tuvieron se destacan:

Julio 1971.- Se nacionalizan las propiedades de los monopolios extranjeros del cobre y otros productos del país, por votación en el Congreso.

1972.- Comienza la reforma agraria y se nacionaliza la banca privada. Todas estas nacionalizaciones y expropiaciones se hacen con leyes chilenas existentes antes del advenimiento de la Unidad Popular, es decir reconocidas y amparadas por la legalidad democrática.

A partir de estos actos, que irritan a los esquilmadores de la riqueza de Chile, se intensifican las acciones interiores y exteriores contra el Gobierno. Comienza el bloqueo económico de EEUU contra Chile. Huelga del personal técnico (amigo de la oligarquía) de las minas del cobre. Del 10 de octubre al 5 de noviembre (1972) se realiza la huelga de camioneros.

En Abril de 1973, nueva huelga del personal en la mina contra el Gobierno, que era el dueño, una vez nacionalizada. Esta es, evidentemente, lo que la derecha dice de la huelgas, una “huelga política”, ahora no le importaba porque estaba organizada desde el poder oligárquico.

El 29 de Junio de 1973, primer ensayo del golpe militar, conocido como “el Tancazo”. Los milicos fascistas, quieren saber que pasaría si salen los tanques a la calle, cómo reaccionarían el Gobierno y las fuerzas de la Unidad Popular. Es un ensayo previo al definitivo.

El 27 de Julio de 1973, los milicos asesinan al capitán de navío y edecán de Allende, Arturo Araya, segundo militar cercano al Presidente, asesinado, sin ningún miramiento. El primer militar muerto por atentado, ejecutado por la policía argentina, bajo inspiración del general Viaux, con conocimiento y consenso del propio Frei, fue el comandante en Jefe del Ejército chileno, general Schneider, el 22 de octubre de1971. El propósito impedir el acceso de Salvador Allende al puesto de Presidente de la Nación.

Después de ese asesinato, como una orquesta bien conjuntada, comienza otra huelga nacional de camioneros, la segunda en pocos meses. Este sector, cuyos componentes son la mayoría autónomos, o dependientes directamente del capitalismo del consumo, no pertenecen en ningún caso a la clase trabajadora. No son camioneros de plantilla, suelen ser independientes en el trabajo, pero dependientes del capital. Hay un film, excelente, de J.L. Borau, en que el protagonista es un camionero, manejado por la oligarquía y las fuerzas de seguridad, “Hay que matar a B.” describe claramente los problemas de este sector y como se las gastaban con los que presumían de ser autónomos, siendo total y absolutamente manejados políticamente, a pesar de que muchas veces lo desconocieran.

Son tantas las presiones, que el 24 de agosto de 1973, el general Prats, leal a Allende dimite. Su puesto es ocupado por Pinochet. Es el puesto de confianza con el presidente.

Prats, exilado en Argentina, cayó en un atentado en este país, el 30 de diciembre de 1974. El instigador e impulsor del crimen, fue el salvador de la Patria, general Pinochet Ugarte. Era el tercer militar amigo de la legalidad, que no se había sometido a los consejos golpistas.

El 11 de septiembre de 1973 se produce el golpe de estado contra la República chilena de Unidad Popular, Allende es asesinado en la Moneda y a partir de entonces se desmanda la persecución de todo lo que estuviera cercano al Gobierno. Victor Jara es apresado, torturado y asesinado en el Estadio Nacional. 3.000 chilenos desaparecen o mueren bajo el mando del traidor general Pinochet. 20.000 ciudadanos son de una forma u otra, torturados. El plan de la Cia funcionó a la perfección. Primero creando la confusión contra el socialismo, segundo con un golpe militar sangriento, persiguiendo encarnizadamente a todas las clases populares, y finalmente con la imposición de un sistema económico “a la carta” del vecino del Norte, el neoliberalismo imperialista. Retornan las multinacionales, se asesinan, torturan, matan y desaparecen los opositores y el país florece para los momios y los milicos. No debió florecer tanto como decían, cuando se ha descubierto que el general traidor se llevó a bancos de EEUU más de 30 millones de dólares (esto es lo que hasta ahora se sabe), y no los conservó en su querido país. ¡Por algo será que son tan patriotas!.

De todos los crímenes cometidos, traición, golpe de estado, asesinatos, incluído un Presidente constitucional, robo de niños, persecución de libertades y partidos, requisa de propiedades, venta de recursos económicos de la patria, evasión de capitales, corrupción suficiente para evadirse de la Justicia internacional, desaparición de personas, persecución de derechos humanos, con la tortura psicológica de familias, etc. etc., no es tan culpable el consabido General, sino el sistema que lo ha mantenido y que mantiene a esa oligarquía, aún viva y coleando.

Por lo tanto no hagamos panegíricos personales, ni odios hacia una persona o sus familias. Ellos han sido lo que han sido sus intereses de clase. Ni más ni menos. Y la maldad o bondad personal nada tiene que ver. El ejército en cuanto estructura feudal, fascista y oligárquica, se puso junto con la iglesia, y la oligarquía, a defender sus intereses. Si Allende no hubiera nacionalizado el cobre, la banca, la cultura, si no hubiera socializado el trabajo, amparado al pobre, protegido al humilde, nada de este golpe hubiera ocurrido. ¿O piensan ustedes que Alwyn o Bachelet no tienen nada que temer porque se ha pasado página?. Son estos gobernantes al servicio del neoliberalismo los que en ningún caso tienen que temer al fascismo, porque ellos pertenecen a ese puzzle que sustenta el imperialismo del norte.

En cualquier caso, el general que estuvo al frente de este sistema se llamaba Pinochet y se escapó de este mundo por la puerta de los poderosos, es decir con total impunidad. Como decía Nacha Guevara en aquella canción: “Es una pena que no exista Dios, para que se lo llevara a los infiernos”.

Y ¿de los juicios pendientes?. ¿Y de los niños secuestrados a sus madres presas?. ¿Y de los desaparecidos?. Cuando se responda de todas las atrocidades cometidas por ese ejército y esa policia de carabineros pinochetista, todavía vivos, entonces hablaremos de democracia.

No quiero terminar este artículo sin mencionar a una testiga que consiguió salir del infierno pinochetista, Joan Jara, esposa que fue de Victor, el mártir del socialismo, el cantautor que se recordará más que a su enemigo, para rechinar de dientes de esa clase oligárquica, que deseamos no perdure.

Dice así:

“Dejé el nicho cubierto con una tosca lápida en la que se leía, sencillamente:

VICTOR JARA 14 de septiembre de 1973

La fecha estaba equivocada: entonces no había forma de saber exactamente el día que había sido asesinado mi marido... No podía cerrar los ojos sin ver su cadáver, el depósito, horripilantes imágenes de los acontecimientos de las últimas cuatro semanas, el resultado de la violencia militar implacablemente contra civiles desarmados, una violencia desproporcionada, tan aniquiladora, que parecía imposible que semejante plan hubiese sido concebido en Chile.”

Y para ese número indeterminado de soldados que rindieron honores al traidor, genocida y asesino, Pinochet, Victor les brindó esta oportunidad para que conozcan a quién defendieron y a quiénes mataron:

Soldado no me dispares Soldado. Yo sé que tu mano tiembla Soldado cuando disparas. Soldado.

Quién te puso las medallas Cuántas vidas te han costado Dime si es justo soldado con tanta sangre quién gana. Si es tan injusto matar ¿por qué matar a tu hermano?

Cantada por Quilapayún. Arreglos de Victor Jara:

Morir en la impunidad
4 de novembre de 2007, per  Antonio Cruz González

El día 10 de este mes de diciembre de 2006 nos enteramos por los principales noticiarios del fallecimiento del dictador de Chile, Augusto Pinochet Ugarte. Comienzan la profusión de artículos sobre la maldad o bondad del general, para unos fue el malo de la película, que unido a otros policías y militares torturadores, también muy malos, se alzaron contra un presidente bueno. Para otros fue el gran lider libertador de Chile contra el totalitarismo marxista (palabras de su nieto, el capitán Pinochet) que venció al comunismo. Y finalmente, como pasa en todas las sociedades con miedo, para otros ha sido un alivio, porque ya no habrá que juzgar al general, y no habrá que enfrentarse al estamento militar, sin depurar, y por tanto muy peligroso, tan peligroso, como se ha visto en los funerales, atacando a los periodistas neutrales delante de los carabineros y sin que intervinieran éstos en defensa de la libertad de expresión. El fascismo, por más que Bachelet insista en que ya se ha pasado página, se encuentra latente, con su hijo menor el neoliberalismo, que ejerce el poder económicamente y no militarmente. Y si no que se lo pregunten a los mapuches encarcelados y acusados de terrorismo, por enfrentarse con piedras y palos contra porras, pistolas y fusiles a los carabineros chilenos, simplemente en su lucha contra Endesa, poderosa multinacional, cuyos representantes, herederos del fascismo, en este caso español, han arrasado con el territorio mapuche para conseguir sus intereses: una gran presa en el río Bío Bío. Territorio inconquistado por Pizarro y Valdivia, y sin embargo, apoyado por gobiernos chilenos, conseguido, al fin, por españoles herederos del “padre” de Pinochet, Francisco Franco Bahamonde. Los mismos perros y también los mismos collares, heredados esta vez.

Estos análisis hechos hasta ahora, adolecen de un simplismo tal, que hasta he llegado a escuchar en la radio española, “si no tenían problemas de conciencia, problemas de ética, por alegrarse de la muerte del dictador”. Reducir el análisis a un problema de tuyo-mío, o de nosotros-vosotros, es engañar al respetable. O al menos intentarlo. O ¿por qué no?, al menos no saber enfocarlo de otra forma más científica.

Porque desde un punto de vista de la economía política, es bien cierto que lo que ocurrió en Chile no se le debe imputar a la persona de Pinochet. Si lo hacemos así, tendríamos que preguntarnos, si en Argentina no estuvo Pinochet, ¿por qué hubo una dictadura militar y una represión atroz contra los derechos humanos, igual ( no en cantidad, sino en calidad) que la chilena?. ¿Y en Haití, que tampoco estuvo Pinochet?. ¿Y en Perú con Fujimori? ¿Era este Pinochet? Y podríamos pasar por todas las dictaduras del cono Sur y de centro América, para darnos cuenta que Pinochet sólo hubo en Chile, pero en otros lugares, en casi todos, hasta llegar a la Cuba de Batista, no faltó lugar en que no hubieran excesos contra los pueblos, los indígenas y los pobrecitos de la tierra. Guatemala, El Salvador, la Venezuela de Pérez Jimenez, la Nicaragua de Somoza, etc. etc.

Por lo tanto achacar a personas la maldad de esos regímenes es conseguir lo que quiere el gran emperador del Norte, “problemas de familias” que nada tienen que ver con su sistema, el imperialismo capitalista.

Sin embargo es necesario aclarar que lo que Pinochet realizó no fue otra cosa que enfrentarse a una lucha de clases. Con una característica muy clara, que le perjudicó más que a otros. Que las clases desfavorecidas que llegaron al poder, lo hicieron democráticamente, de forma pacífica, sin armas, con ideas, con el apoyo popular, con las leyes existentes. Fue una revolución, de eso no hay duda, pero sin justificación posible para acabar con ella, porque lo fue sin violencia. La violencia la había engendrado la oligarquía chilena durante siglos, poseedora de los medios de producción, asociándose para sus grandes negocios con el gigante del Norte; ¡fíjense ustedes (me paro para reflexionar) que siempre los “patriotas” de aquí y de allá cuando tienen que resolver sus problemas, se van a los hospitales de Huston, Texas, a sanarse, a los bancos de Suiza, Bahamas o Luxemburgo (paraísos fiscales) a guardar sus ahorros, y sólo recurren a los países más pobres, para poner bandera a sus yates, Panamá por ejemplo, auténticos espacios dónde escapar de los tributos de su Patria! ¡Qué patriotismo!; sigo la post reflexión: Pues bien, el pueblo de forma civilizada se organiza contra la expropiación de sus minerales, sus tierras, sus plusvalías robadas, y consigue llegar al poder apoyando a un hombre honesto, honrado, que se cree lo que dice y hace. Quieren hacerlo con el sello chileno: el voto y la legalidad.

Dice Salvador Allende a Regis Debray (1971): “La lección es que cada pueblo tiene su propia realidad y frente a esa realidad hay que actuar. No hay recetas. El caso nuestro, por ejemplo, abre perspectivas, abre caminos. Hemos llegado por los cauces electorales. Aparentemente se nos puede decir que somos reformistas, pero hemos tomado medidas que implican que queremos hacer la revolución, vale decir, transformar nuestra sociedad, vale decir, construir el socialismo”.

Allende no quiso saltarse la legalidad democrática. Paró todos los ataques de la oposición, que quitándo los votos, tenía la fuerza del ejército (fuerza latente, pero que como se vió, era fuerza real, no virtual), y no tuvo que recurrir a medidas de excepción y siempre conservó las libertades democráticas, evidentemente, hasta el golpe del 73.

Fue la misma oposición, que siempre acusa a las organizaciones sindicales de que sus huelgas son políticas (véase Lamela en Madrid), la que organizó dos golpes de Estado contra Allende. El primero económico, una huelga salvaje del transporte, negocio en manos de la poderosa patronal del transporte chileno, que impedía la distribución de alimentos, para empujar el descontento de los ciudadanos contra el propio poder suyo, el poder (sin poder real, como se vió, éste si era virtual) de la Unidad Popular. Y el segundo, militar, de su propio ejército, apoyado por Kissinger y la Cia. Y éste fue definitivo.

Y ¿por qué esta lucha de clases?. ¿No era Chile el país con mayor tradición democrática hasta ese momento del Cono Sur?. Si lo era, porque salvo un pequeño período de Frente Popular que coincidió con los Frentes Populares de España y Francia (1936-1939), en Chile siempre dominó la oligarquía, que era como una balsa de aceite. Es decir una pequeña capa arriba, mientras los litros y litros de agua miserable, quedan siempre abajo. Pero esta ley física, afortunadamente, no es política.

Y ésto, es decir, la derrota en las urnas, y sobre todo la manera pacífica, que dejaba sin argumentos al fascismo, que no podía combatir a la violencia porque no había violencia, no podía combatir la revolución, porque no se quemaban casas, ni iglesias, ni palacios, no se destruían simbolos, no se cambiaba la bandera, insignia sagrada de la Patria, etc. etc., desmotivaba sus argumentos, que debido a la falta de inteligencia de todos los fascismos, era y son bien poquitos. Se quedaban sólo frente al despojo de sus privilegios y sus intereses, adquiridos con el robo permanente durante siglos, explotando a las clases populares chilenas.

Tenemos que seguir explicando los logros de Allende y la Unidad Popular, para dejar sin argumentos a los golpistas que lo derrocaron. Con Allende la cultura surgió sin precedentes. Libros de autores chilenos progresistas, libros extranjeros, pero sobre todo los trabajos clásicos de Marx, Engels y Lenin tuvieron enorme éxito. En una sociedad santiagueña en que por su clasicismo y su religión, impedía con su poder el acceso a estos textos, pero también a los actos culturales, a los actos artísticos, a los que, aunque fueran de autores de izquierdas, sólo accedían los que podían pagar su entrada. Se cambia el escenario y la trama llega al pueblo, comienzan a proliferar grupos de cantantes (los más conocidos, Quilapayún, Intillimani) acompañados por cantautores como Victor Jara, los Parra, etc. También el ballet y el teatro amparados por el Estado.

Entre las medidas de carácter económico que más importancia tuvieron se destacan:

Julio 1971.- Se nacionalizan las propiedades de los monopolios extranjeros del cobre y otros productos del país, por votación en el Congreso.

1972.- Comienza la reforma agraria y se nacionaliza la banca privada. Todas estas nacionalizaciones y expropiaciones se hacen con leyes chilenas existentes antes del advenimiento de la Unidad Popular, es decir reconocidas y amparadas por la legalidad democrática.

A partir de estos actos, que irritan a los esquilmadores de la riqueza de Chile, se intensifican las acciones interiores y exteriores contra el Gobierno. Comienza el bloqueo económico de EEUU contra Chile. Huelga del personal técnico (amigo de la oligarquía) de las minas del cobre. Del 10 de octubre al 5 de noviembre (1972) se realiza la huelga de camioneros.

En Abril de 1973, nueva huelga del personal en la mina contra el Gobierno, que era el dueño, una vez nacionalizada. Esta es, evidentemente, lo que la derecha dice de la huelgas, una “huelga política”, ahora no le importaba porque estaba organizada desde el poder oligárquico.

El 29 de Junio de 1973, primer ensayo del golpe militar, conocido como “el Tancazo”. Los milicos fascistas, quieren saber que pasaría si salen los tanques a la calle, cómo reaccionarían el Gobierno y las fuerzas de la Unidad Popular. Es un ensayo previo al definitivo.

El 27 de Julio de 1973, los milicos asesinan al capitán de navío y edecán de Allende, Arturo Araya, segundo militar cercano al Presidente, asesinado, sin ningún miramiento. El primer militar muerto por atentado, ejecutado por la policía argentina, bajo inspiración del general Viaux, con conocimiento y consenso del propio Frei, fue el comandante en Jefe del Ejército chileno, general Schneider, el 22 de octubre de1971. El propósito impedir el acceso de Salvador Allende al puesto de Presidente de la Nación.

Después de ese asesinato, como una orquesta bien conjuntada, comienza otra huelga nacional de camioneros, la segunda en pocos meses. Este sector, cuyos componentes son la mayoría autónomos, o dependientes directamente del capitalismo del consumo, no pertenecen en ningún caso a la clase trabajadora. No son camioneros de plantilla, suelen ser independientes en el trabajo, pero dependientes del capital. Hay un film, excelente, de J.L. Borau, en que el protagonista es un camionero, manejado por la oligarquía y las fuerzas de seguridad, “Hay que matar a B.” describe claramente los problemas de este sector y como se las gastaban con los que presumían de ser autónomos, siendo total y absolutamente manejados políticamente, a pesar de que muchas veces lo desconocieran.

Son tantas las presiones, que el 24 de agosto de 1973, el general Prats, leal a Allende dimite. Su puesto es ocupado por Pinochet. Es el puesto de confianza con el presidente.

Prats, exilado en Argentina, cayó en un atentado en este país, el 30 de diciembre de 1974. El instigador e impulsor del crimen, fue el salvador de la Patria, general Pinochet Ugarte. Era el tercer militar amigo de la legalidad, que no se había sometido a los consejos golpistas.

El 11 de septiembre de 1973 se produce el golpe de estado contra la República chilena de Unidad Popular, Allende es asesinado en la Moneda y a partir de entonces se desmanda la persecución de todo lo que estuviera cercano al Gobierno. Victor Jara es apresado, torturado y asesinado en el Estadio Nacional. 3.000 chilenos desaparecen o mueren bajo el mando del traidor general Pinochet. 20.000 ciudadanos son de una forma u otra, torturados. El plan de la Cia funcionó a la perfección. Primero creando la confusión contra el socialismo, segundo con un golpe militar sangriento, persiguiendo encarnizadamente a todas las clases populares, y finalmente con la imposición de un sistema económico “a la carta” del vecino del Norte, el neoliberalismo imperialista. Retornan las multinacionales, se asesinan, torturan, matan y desaparecen los opositores y el país florece para los momios y los milicos. No debió florecer tanto como decían, cuando se ha descubierto que el general traidor se llevó a bancos de EEUU más de 30 millones de dólares (esto es lo que hasta ahora se sabe), y no los conservó en su querido país. ¡Por algo será que son tan patriotas!.

De todos los crímenes cometidos, traición, golpe de estado, asesinatos, incluído un Presidente constitucional, robo de niños, persecución de libertades y partidos, requisa de propiedades, venta de recursos económicos de la patria, evasión de capitales, corrupción suficiente para evadirse de la Justicia internacional, desaparición de personas, persecución de derechos humanos, con la tortura psicológica de familias, etc. etc., no es tan culpable el consabido General, sino el sistema que lo ha mantenido y que mantiene a esa oligarquía, aún viva y coleando.

Por lo tanto no hagamos panegíricos personales, ni odios hacia una persona o sus familias. Ellos han sido lo que han sido sus intereses de clase. Ni más ni menos. Y la maldad o bondad personal nada tiene que ver. El ejército en cuanto estructura feudal, fascista y oligárquica, se puso junto con la iglesia, y la oligarquía, a defender sus intereses. Si Allende no hubiera nacionalizado el cobre, la banca, la cultura, si no hubiera socializado el trabajo, amparado al pobre, protegido al humilde, nada de este golpe hubiera ocurrido. ¿O piensan ustedes que Alwyn o Bachelet no tienen nada que temer porque se ha pasado página?. Son estos gobernantes al servicio del neoliberalismo los que en ningún caso tienen que temer al fascismo, porque ellos pertenecen a ese puzzle que sustenta el imperialismo del norte.

En cualquier caso, el general que estuvo al frente de este sistema se llamaba Pinochet y se escapó de este mundo por la puerta de los poderosos, es decir con total impunidad. Como decía Nacha Guevara en aquella canción: “Es una pena que no exista Dios, para que se lo llevara a los infiernos”.

Y ¿de los juicios pendientes?. ¿Y de los niños secuestrados a sus madres presas?. ¿Y de los desaparecidos?. Cuando se responda de todas las atrocidades cometidas por ese ejército y esa policia de carabineros pinochetista, todavía vivos, entonces hablaremos de democracia.

No quiero terminar este artículo sin mencionar a una testiga que consiguió salir del infierno pinochetista, Joan Jara, esposa que fue de Victor, el mártir del socialismo, el cantautor que se recordará más que a su enemigo, para rechinar de dientes de esa clase oligárquica, que deseamos no perdure.

Dice así:

“Dejé el nicho cubierto con una tosca lápida en la que se leía, sencillamente:

VICTOR JARA 14 de septiembre de 1973

La fecha estaba equivocada: entonces no había forma de saber exactamente el día que había sido asesinado mi marido... No podía cerrar los ojos sin ver su cadáver, el depósito, horripilantes imágenes de los acontecimientos de las últimas cuatro semanas, el resultado de la violencia militar implacablemente contra civiles desarmados, una violencia desproporcionada, tan aniquiladora, que parecía imposible que semejante plan hubiese sido concebido en Chile.”

Y para ese número indeterminado de soldados que rindieron honores al traidor, genocida y asesino, Pinochet, Victor les brindó esta oportunidad para que conozcan a quién defendieron y a quiénes mataron:

Soldado no me dispares Soldado. Yo sé que tu mano tiembla Soldado cuando disparas. Soldado.

Quién te puso las medallas Cuántas vidas te han costado Dime si es justo soldado con tanta sangre quién gana. Si es tan injusto matar ¿por qué matar a tu hermano?

Cantada por Quilapayún. Arreglos de Victor Jara:

 
concepció&disseny;: miquel garcia "esranxer@yahoo.es"